Programa de educación del gobierno del Reino de España presentado por Mariano Rajoy, candidato que ha sido investido presidente.
Señorías,
Les decía antes que con lo urgente tendremos que compaginar lo necesario. Para que la economía española gane competitividad frene al exterior, una de las piezas claves es la capacitación y cualificación del mejor de los recursos que tenemos en nuestro país para crear riqueza: nuestro capital humano. Pero la educación es mucho más, es el fundamento esencial para la libertad, la igualdad de oportunidades, la cohesión social y la convivencia democrática.
La España del futuro dependerá de nuestro sistema educativo. No podemos permitirnos el lujo de replantear el modelo de nuestra educación al compás de cada cambio de gobierno. Por lo tanto, buscaremos el más amplio consenso para abordar los cambios que requiere la situación actual: una tasa de abandono escolar inaceptable, (alrededor del 30%) y unos resultados muy mediocres en las pruebas internacionales de conocimiento, como el informe PISA. España que, en otros cambios, alcanza notables éxitos internacionales, no cuenta con ninguna de sus universidades entre las ciento cincuenta mejores del mundo.
Tenemos muchas cosas que cambiar. Es preciso desarrollar en los alumnos los valores del esfuerzo, el gusto por aprender, el espíritu emprendedor, la exigencia y la responsabilidad personales. Debemos garantizar unas enseñanzas comunes en todo el territorio nacional.
Tenemos que mejorar la educación obligatoria y gratuita hasta los 16 años, para reducir el abandono educativo temprano y elevar la formación de los alumnos. La educación secundaria debe tener una organización más flexible, con vías formativas distintas, de acuerdo con los intereses, motivaciones y progresos de los alumnos. Promoveremos un bachillerato de tres años, con el objetivo de mejorar la preparación de los futuros universitarios y elevar el nivel cultural medio de España.
En cuanto a los resultados del proceso educativo, tenemos mucho que mejorar. Para ello, hay que poner en marcha una Estrategia Nacional de Calidad de la Educación. Tenemos que promover el bilingüismo español-inglés en todo el sistema educativo, e impulsar la opción de una educación trilingüe en las comunidades autónomas con lengua cooficial. Asimismo, es preciso extender el uso de las nuevas tecnologías para alumnos y docentes.
Un sistema educativo eficiente tiene que prestar atención a los profesionales que lo hacen posible. Para ello, hay que establecer un nuevo sistema nacional de acceso a la función docente para atraer a la docencia a los mejores profesionales, primando el mérito y la capacidad, reconocer su autoridad e incentivar su labor. Una política ambiciosa de competitividad exige una reforma de nuestras Universidades. Tenemos que apostar por la innovación, la excelencia y la internacionalización de nuestro sistema universitario.
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